8/20/2014

waking life;

Hace 10 horas le pedía a Clau que comprara un quequito de la cafetería, esos con harto chocolate, los que son como un mini-orgasmo con chips y solo se aguanta uno por semana. Nos comimos dos.
Hace 5 horas le pedía a la Isa 500 pesos para comprar un pancito con queso porque tenía hambre y no tenía plata. Terminé adquiriendo una hamburguesa de soya afuera del metro. No estaba tan buena. Me la comí con furia.

Son las 11 y algo y recién terminé un sushi del amor que me tomó por sorpresa. Venía llegando de una reunión hermosa donde había comido papitas con pebre y te con miel. Y lo más mágico, a eso de las 18:30, tras salir del museo, terminar perdida entre ir a escuchar un tipo que dice esculpir sonido y llegar a aquella reunión, me encontré con mi madre. De la nada, antes que me viera, lancé un "holi" tímido. Al verme se le iluminaron los ojitos y me saludo con alegría, como si hubiera visto a un gnomo de amor. No pude no querer quedarme con ella, acompañarla con mi montura de valquiria  - dígase bicicleta, casco sobre gorro y chaqueta negra con pelos-  y conversar un ratito. Pelamos a mi padre y reímos. Me invitó un pancito en el Dominó (un chacarero vegetariano), me pasó una magia de papel azul y me compró pañuelo negro. Creo que en esos 40 minutos seguíamos sorprendidas. Yo sigo sorprendida. 

Hoy desperté con un pan con palta, un kaffee rico y la sushita querida. Decidimos que en nuestra casa imaginaria tendríamos una cascada en medio del living, un mini templo con plantas donde Napoleón podría tomar agüita. Free Vaginas!

Ayer en la noche me reuní con el aquelarre de teoría. Hace un par días me reencontré con un gordo en la cueva, ese que extrañaba sin saberlo. Así también con mi amigo fauno, su pelela, el cosmito y nuestra hermandad secreta de niños salvajes.

Creo que la vida se me hace en el momento, como las abejitas escultoras de Beuys. El Guille me ayuda con mi inconformidad (¿Qué es eso?). 

¡Qué lindo! Lo abierto.

Quiero fundar un partido verde, conocer Islandia y Alemania, enamorarme de un musgo y morir abrazada por un oso o comida por una ballena. Siempre lo diré.




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