6/21/2013

6/15/2013

cortezas

vapor

Un niño a los pies de un gigante, invocando la lluvia, marca los segundos de fisuras interminables; para entrar en la cruda carne que va quedando, con las sobras de la mesa, con los cuerpos extendidos, con la fría neblina, el vapor eyectado desde los dientes,y los ojos, siempre los ojos. Tus ojos nublados y cambiantes, se estremecen con la luz, la luz de arena, la que flota entre esas fisuras, las fisuras del tiempo. El niño cae cansado, se hunde en el barro, cobijado por las amebas; se hunde en los fósiles, cristales y amatista, esperando las nubes rotas y los tiempos venideros.