5/29/2012

ruidos random raros

Mientras leo, afuera se escuchan los ruidos grotescos de psiendo-maquinas en la Alameda.
Ruidos grotescos porque me son extraños y casi desbordantes, irrumpen la virtualidad de un silencio para mí; contenidos por que algo mínimo reconozco en ellos: la síntesis entre el artificio y la lejanía, aquello que me deja tranquila aquí, cómoda leyendo otra vez (o más bien escribiendo este susto cautivado y capturado).



5/23/2012

grito sin ironía como código a priori (de auto-boicot)


Estoy en el límite de una decisión , un paso, pegarse el salto me dijeron una vez.


Voy a escribir desde la desublimación, en un tono más serio que lo hago siempre. Este es un acto de declaración y principalmente de fuga: la Génesis que vive en mi pide a gritos que la niña se violente de alguna forma, que de paso a sus aburridas platicas adultas, que asuma su historia, que se permita sentir el como fue sin cobertura fantástica, exigiendo una afección sin ironía, sin boicot.

Partiré diciendo que amo lo que hago y quisiera arriesgarme de alguna manera. Me gustaría dejar de resistirme a escribir, perderle el miedo a escribir. Arrojar por fin un grito desde la letra, apelar a la sensualidad del ser-ahí, intenso en el hacer. El punto de mi crisis no esta en la incapacidad técnica o en el interés sumiso: precisamente el salvajismo de mi interés me mantiene insistiendo.¿Que me lo impide entonces? Involucrarse; la única forma que tengo es hacerlo por completo. Todo o nada. Como si esto de hacerse "parte de" remeciera gran parte de mi seguridad, haciéndome vulnerable.
Nunca he ingresado realmente en nada de corazón o así lo creo. Lo creo por que me cuesta recordar que ha sido de otra manera. El estar ahí, seguro-sintiendo, cualquier cosa, pero sintiendo.

En un punto el sentir y la acción perdieron  su unión primigenia, su espacio seguro en un abismo de sobre vivencia y aceleración.
Aún no salgo del estado de sitio, aún no siento - o no dejo- que mi espalda deje de estar curva, esperando el golpe. No he vuelto a mi casa. O no había vuelto más bien.

Estoy en el transito de la sincronización, anudando cuatro años de ósmosis y pelea, dieciocho de insuficiencia terrenal y otros cuatro de perdida. Cuatro años de infancia, dieciocho años de violencia y otros cuatro de expansión. Capicúa.
Pronto completaré mi ser-hogar, la merkaba propia. Comienzo a sentir.